jueves, 3 de marzo de 2005

Otra vez Lavandero y no se vé el final !

Queridos Purgantosos !
                                         Los abusos sexuales a la infancia en el mundo en que vivimos, a pasado a ser motivo de atención primaria en los medios policiales y de opinión pública. No se trata aquí, sin embargo, de un fenómeno nuevo. Desde tiempos remotos se han registrados abusos a la infancia, pero la muestra masiva de ellos solo ha sido posible por las nuevas técnicas mediales y la valentía periodística de personas individuales. En Bruselas fué descubierta, hace un par de años, una red de enajenados que hacían de esta aberración un suculento negocio. Los encargos de menores llegaban de todas las estructuras sociales imaginables. Detroux, el capo de la red pedófila, secuestraba con la ayuda de su esposa a niñas y niños de hasta doce años, los encerraban en sótanos preestablecidos y los ofrecían a una clientela selecta, capáz de pagar por los servicios y con buenas razones para cerrar el tarro. Entre ellos se registraban políticos de todas las tendencias, curas, obispos, monjas, panaderos, carniceros, profesores, abogados, Jueces, arquitectos, comerciantes, sacristanes, patos malos con billete, traficantes de drógas y otros. Por casualidad, Detroux fué detenido en un rastreo policial antidrógas por dos semanas, guadándose el secreto que en uno de sus sótanos, mantenía a Melisa y Melanie, dos niñas emblemáticas de ocho años respectivamente. Las niñas murieron de hambre y fueron encontradas después de largos meses de búsqueda por sus padres, la ciudadanía y los servicios policiales. Detroux escapó de la prisión, por un "descuido" policial, mientras esperaba enfrentar uno de los interrogatorios en un juzgado de Bruselas. Dos dias más tarde lo detenían cruzando la frontera con Alemania. Su esposa pasó de la "jeta" a la capacha, al igual que otros que no lograron suicidarse a tiempo. Los curas involucrados apretaron cachete a ditintos clautros de la iglesia católica, mientras que los hampones sigueron haciendo el negocio con el "chantage" a los políticos y otros, que continúan en el anonimato. Ayer se inició un juicio en la ciudad occidental francesa de Angers (en Alemán), con una pavorosa cartelera de abusos sexuales a menores, en donde 27 niños perdieron la vida con la violencia aberrante de algunas prácticas que incluían la muerte de los menores. Tres miembros mujeres del poder judicial, tuvieron que ser cambiadas por no soportar los relatos de víctimas y victimarios, alegando la crueldad mental de que eran objeto. Yo no sé si el senador Lavandero fué activo violador de menores, más me queda la sospecha que alguna orientación malévola debe haber tenido o tiene. Eso de admitir lo placentero que es el estar rodeado de menores en pelota en una piscina temperada, no deja margen a imaginarse otra cosa que el senador tiene problemas en ese sentido. Claro, por otra parte, que el senador tiene más de un enemigo que aprovecha ahora estas debilidades del hombre para proporcionarle un par de patadas en la raja adicionales, pero, honestamente, no es para menos. Mi amigo Julian Alcayaga siempre ha tenido y tiene en mente valores diferentes y superiores a los que se ventilan ahora en los tribunales de justicia. La pelea de Julián es por la dignidad de los trabajadores chilenos, contra los apetitos insaciables de las transnacionales y por la justicia social que aún no llega a todos los hogares de la patria. Estoy convencido que Julián espera igualmente los resultados de las investigaciones y el veredicto final de los tribunales de justicia del pais. En caso de establecerse las responsabilidades del senador en este embrollo feo y denigrante, estoy seguro que será el primero en pegarle la primera patá en el culo a don Jorge. Pero en caso de demostrase su inosencia, será muy dificil devolverle al senador su lugar de hombre integro en la sociedad chilena. Los enemigos del senador son imaginables, reales, con mucho billete y con muchas influencias en casi todas las esferas del poder político y económico. De demostrarse su inosencia, los activos de El Purgante, seremos los primeros en entregarle nuestro apoyo. El tema, pienso yo, habría que dejarlo ahora en otras manos. En manos de los tribunales ordinarios. El abuso contra la infancia, es manejo de almas negras, de enajenados, de criminales que hay que relegar en organismos penitenciarios. Existen crestones enfermos que están a la caza de menores. A estos hay que meterlos en clínicas de seguridad y entregarles una terápia. En Alemania mueren cada año decenas de niños y niñas en manos de sujetos que intentan mantener el silencio y el secreto a travéz del asesinato de sus víctimas. Con la técnica moderna, se les estrecha el camino, sin embargo. Los centros máximos de la tortura de la infancia, son los colegios-internados de la infancia sin recursos, en donde el cacheteo de sus mentores ha llevado a la justicia a intervenir, producto de la presión ciudadana. Un tema de mierda, queridos Lumumberos, pero forma parte de la tragedia de la vida. Nuevamente mis disculpas por la cháchara. Les envío mi abrazo fraternal.
Ren챕
Alemania, 03.03.2005.-

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