| Opini처n Viernes 20 de Enero de 2006 | | De la mano de la "izquierda boba" Asoma en la regi처n un nuevo racismo: indios contra blancos Con Evo Morales, Ollanta Humala y Hugo Ch찼vez, la raza se vuelve ideolog챠a LONDRES.– La gira por Europa de Evo Morales, presidente electo de Bolivia, que pasado mañana asumirá la primera magistratura de su país, ha sido un gran éxito mediático. Su atuendo y apariencia, que parecían programados por un genial asesor de imagen –no altiplánico sino neoyorquino–, han hecho las delicias de la prensa y elevado el entusiasmo de la “izquierda boba” a extremos orgásmicos. Pronostico que el peinado estilo “fraile campanero” del nuevo mandatario boliviano, sus pulóveres rayados con todos los colores del arco iris, las casacas de cuero raídas, los vaqueros arrugados y los zapatones de minero se convertirán pronto en el nuevo signo de distinción vestuaria de la progresía occidental. Excelente noticia para los criadores de auqu챕nidos bolivianos y peruanos y para los fabricantes de pul처veres de alpaca, llama o vicu챰as de los pa챠ses andinos, que as챠 ver찼n incrementarse sus exportaciones. Lo que m찼s han destacado periodistas y pol챠ticos occidentales es que Evo Morales es el primer ind챠gena que llega a ocupar la presidencia de Bolivia, con lo cual se corrige una injusticia discriminadora y racista de cinco siglos, cometida por la 챠nfima minor챠a blanca contra los millones de indios aymaras y quechuas bolivianos. Aquella afirmaci처n es una flagrante inexactitud hist처rica, pues por la presidencia de Bolivia ha pasado un buen n첬mero de bolivianos del m찼s humilde origen, generalmente espadones que habiendo comenzado como soldados rasos escalaron posiciones en el ej챕rcito hasta encaramarse en el poder mediante un cuartelazo, peste end챕mica de la que Bolivia no consigui처 librarse sino en la segunda mitad del siglo XX. Para los racistas interesados en este g챕nero de estad챠sticas, les recomiendo leer Los caudillos b찼rbaros, un espl챕ndido ensayo sobre los dictadorzuelos que se sucedieron en la presidencia de Bolivia en el siglo XIX que escribi처 Alcides Arguedas, historiador y prosista de mucha garra, aunque demasiado afrancesado y pesimista para el paladar contempor찼neo. No hace muchos a챰os, parec챠a un axioma que el racismo era una tara peligrosa, que deb챠a ser combatida sin contemplaciones, porque las ideas de raza pura, o de razas superiores e inferiores, hab챠an mostrado con el nazismo las apocal챠pticas consecuencias que esos estereotipos ideol처gicos pod챠an provocar. Pero, de un tiempo a esta parte y gracias a personajes como el venezolano Hugo Ch찼vez, el boliviano Evo Morales y la familia Humala en el Per첬, el racismo cobra de pronto protagonismo y respetabilidad y, fomentado y bendecido por un sector irresponsable de la izquierda, se convierte en un valor, en un factor que sirve para determinar la bondad y la maldad de las personas, es decir, su correcci처n o incorrecci처n pol챠tica. Plantear el problema latinoamericano en t챕rminos raciales como hacen aquellos demagogos es una irresponsabilidad insensata. Equivale a querer reemplazar los est첬pidos e interesados prejuicios de ciertos latinoamericanos que se creen blancos contra los indios, por otros, igualmente absurdos, de los indios contra los blancos. En el Per첬, don Isaac Humala, padre de dos candidatos presidenciales en las elecciones del pr처ximo abril -y uno de ellos, el teniente coronel Ollanta, con posibilidades de ser elegido- ha explicado la organizaci처n de la sociedad peruana, de acuerdo a la raza, que le gustar챠a que cualquiera de sus reto챰os que llegara al gobierno pusiera en pr찼ctica: el Per첬 ser챠a un pa챠s donde s처lo los "cobrizos andinos" gozar챠an de LA NACIONalidad; el resto -blancos, negros, amarillos- ser챠an s처lo "ciudadanos" a los que se les reconocer챠an algunos derechos. Si un "blanco" latinoamericano hubiera hecho una propuesta semejante, hubiera sido crucificado, con toda raz처n, por la ira universal. Pero como quien la formula es un supuesto indio, ello s처lo ha merecido algunas discretas iron챠as o una silenciosa aprobaci처n. Llamo a don Isaac Humala un "supuesto" indio, porque, en verdad, eso es lo que han dictaminado que es sus paisanos del pueblecito ayacuchano de donde la familia Humala sali처 para trasladarse a Lima. Una soci처loga fue recientemente a husmear los antecedentes andinos de los Humala en aquel lugar, y descubri처 que los campesinos los consideraban los mistis locales, es decir, los "blancos", porque ten챠an propiedades, ganados, y eran, c처mo no, explotadores de indios. Tampoco el se챰or Evo Morales es un indio, propiamente hablando, aunque naciera en una familia ind챠gena muy pobre y fuera de ni챰o pastor de llamas. Basta o챠rlo hablar su buen castellano de erres rotundas y sibilantes eses serranas, su astuta modestia ("me asusta un poco, se챰ores, verme rodeado de tantos periodistas; ustedes perdonen"), sus estudiadas y sabias ambig체edades ("el capitalismo europeo es bueno, pues, pero el de los Estados Unidos no lo es") para saber que don Evo es el emblem찼tico criollo latinoamericano, vivo como una ardilla, trepador y latero, y con una vasta experiencia de manipulador de hombres y mujeres, adquirida en su larga trayectoria de dirigente cocalero y miembro de la aristocracia sindical. Cualquiera que no sea ciego y obtuso advierte, de entrada, en Am챕rica latina, que, m찼s que raciales, las nociones de "indio" y "blanco" (o "negro" o "amarillo") son culturales, y que est찼n impregnadas de un contenido econ처mico y social. Un latinoamericano se blanquea a medida que se enriquece o adquiere poder, en tanto que un pobre se cholea o indianiza a medida que desciende en la pir찼mide social. Lo que indica que el prejuicio racial -que, sin duda, existe y ha causado y causa todav챠a tremendas injusticias- es tambi챕n, y acaso sobre todo, un prejuicio social y econ처mico de los sectores favorecidos y privilegiados contra los explotados y marginados. Am챕rica latina es cada vez m찼s, por fortuna, un continente mestizo, culturalmente hablando. Este mestizaje ha sido mucho m찼s lento en los pa챠ses andinos, desde luego, que, digamos, en M챕xico o en Paraguay, pero ha avanzado de todos modos al extremo de que hablar de "indios puros" o "blancos puros" es una falacia. Esa pureza racial, si es que existe, est찼 confinada en minor챠as tan insignificantes que no entran siquiera en las estad챠sticas (En el Per첬, los 첬nicos indios "puros" ser챠an, seg첬n los bi처logos, el pu챰adito de urus del Titicaca.) En todo caso, por una raz처n elemental de justicia y de igualdad, los prejuicios raciales deben ser erradicados como una fuente abyecta de discriminaci처n y de violencia. Todos, sin excepci처n, los de blancos contra indios y los de indios contra blancos, negros o amarillos. Es extraordinario que haya que recordarlo todav챠a y, sobre todo, que haya que record찼rselo a esa izquierda que, arreada por gentes como el comandante Hugo Ch찼vez, el cocalero Evo Morales o el doctor Isaac Humala est찼n dando derecho de ciudad a formas renovadas de racismo. No s처lo la raza se vuelve un concepto ideol처gico presentable en estos tiempos aberrantes. Tambi챕n el militarismo. El presidente de Venezuela, Hugo Ch찼vez, acaba de hacer el elogio m찼s exaltado del general Juan Velasco Alvarado, el dictador que gobern처 el Per첬 entre 1968 y 1975, cuya pol챠tica, ha dicho, continuar찼 en el Per첬 su protegido, el comandante Ollanta Humala, si ganase las elecciones. El general Velasco Alvarado derrib처 mediante un golpe de Estado el gobierno democr찼tico de Fernando Belaunde Terry e instaur처 una dictadura militar de izquierda que expropi처 todos los medios de comunicaci처n y puso los canales de televisi처n y los peri처dicos en manos de una camarilla de mercenarios reclutados en las sentinas de la izquierda. Nacionaliz처 las tierras y buena parte de las industrias, encarcel처 y deport처 a opositores y puso fin a toda forma de cr챠tica y oposici처n pol챠tica. Su desastrosa pol챠tica econ처mica hundi처 al Per첬 en una crisis atroz que golpe처, sobre todo, a los sectores m찼s humildes, obreros, campesinos y marginados, y el pa챠s todav챠a no se recupera del todo de aquella cat찼strofe que el general Velasco y su mafia castrense causaron al Per첬. Ese es el modelo que el comandante Ch찼vez y su disc챠pulo el comandante Humala quisieran -con la complicidad de los electores obnubilados- ver reinstaurado en el Per첬 y en Am챕rica latina. Adem찼s de racistas y militaristas, estos nuevos caudillos b찼rbaros se jactan de ser nacionalistas. No pod챠a ser de otra manera. El nacionalismo es la cultura de los incultos, una entelequia ideol처gica construida de manera tan obtusa y primaria como el racismo (y su correlato inevitable), que hace de la pertenencia a una abstracci처n colectivista -la naci처n- el valor supremo y la credencial privilegiada de un individuo. Si hay un continente donde el nacionalismo ha hecho estragos es Am챕rica latina. Esa fue la ideolog챠a en que vistieron sus atropellos y exacciones todos los caudillos que nos desangraron en guerras internas o externas, el pretexto que sirvi처 para dilapidar recursos en armamentos (lo que permit챠a las grandes corrupciones) y el obst찼culo principal para la integraci처n econ처mica y pol챠tica de los pa챠ses latinoamericanos. Parece mentira que, con todo lo que hemos vivido, haya todav챠a una izquierda en Am챕rica latina que resucite a estos monstruos -la raza, la bota y el nacionalismo- como una panacea para nuestros problemas. Es verdad que hay otra izquierda, m찼s responsable y m찼s moderna -la representada por un Ricardo Lagos, un Tabar챕 V찼squez o un Lula da Silva- que se distingue n챠tidamente de la que encarnan esos anacronismos vivientes que son Hugo Ch찼vez, Evo Morales y el clan de los Humala. Pero, por desgracia, es mucho menos influyente que la que propaga por todo el continente el presidente venezolano con su verborrea y sus petrod처lares. Por Mario Vargas Llosa Para LA NACION
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