domingo, 4 de septiembre de 2005

Neron tocando la lira.

Furias b챠blicas se desatan sobre Bush
La Naci처n, Domingo 4 de Septiembre de 2005

Que Nueva Orleáns iba a hundirse era -como el ataque terrorista a Nueva York- una catástrofe anunciada. Pero los fondos para fortalecer los diques fueron destinados a la guerra de Irak. Llueven las críticas contra la ineficiencia e indolencia del Gobierno de Bush. Y ante las imágenes de sufrimiento y miseria tercermundistas en pleno corazón del “imperio”, incrédulo el mundo ahora teme huracanes financieros y energéticos devastadores.

Alejandro Kirk

El a챰o 64 a.C. se incendi처 Roma, capital imperial de entonces, dejando una secuela de epidemias, miseria, saqueos y anarqu챠a generalizada. La historia le ha echado la culpa a Ner처n, pero hay otras versiones. Tal parece, relata Isaac Asimov, que el emperador se encontraba en su residencia veraniega de Nettuno, en el mar Tirreno, cuando se enter처 del incendio. Corri처 entonces de regreso y, al verse impotente frente a la desolaci처n, no atin처 a otra cosa que a tocar su instrumento preferido, la lira, mientras lloraba.

Despu챕s, el emperador fue duramente criticado por imprevisi처n e indolencia, y m찼s tarde tambi챕n por su decisi처n de privilegiar la reconstrucci처n de palacios y obras monumentales, en lugar de atender a la poblaci처n sufriente. Habr챠a buscado entonces el monarca un chivo expiatorio; as챠 comenz처 la persecuci처n a los grupos cristianos, en medio de la decadencia progresiva del imperio, atrapado en conquistas insostenibles, guerras inganables, corrupci처n y disputas de poder.

Tal como la destrucci처n de las Torres Gemelas de Nueva York, el espect찼culo de la ciudad del jazz, Nueva Orle찼ns, convertida de la noche a la ma챰ana en una gigantesca cloaca humana, regida por bandas de sobrevivientes enfurecidos, abri처 una cadena de interrogantes sobre la propia sociedad norteamericana y la capacidad de su Presidente, George Bush, para distinguir prioridades y otorgar m찼s certezas que miedo en horas de incertidumbre.

El 11 de septiembre de 2001, Bush aprovech처 el brutal ataque terrorista para anunciar una nueva era de la civilizaci처n, signada por la guerra contra un enemigo invisible y omnipresente definido en t챕rminos simples: el terrorismo. De paso, se legitim처 como Presidente, despu챕s de su dudosa victoria electoral el a챰o anterior.

En 2001, Bush fue cuestionado por su larga desaparici처n el d챠a de los atentados terroristas. Ahora, se neg처 a interrumpir sus vacaciones cuando arreciaba la violencia en Irak, y se demor처 dos d챠as en interrumpirlas para hacerse cargo de la devastaci처n en tres estados poblados por negros y blancos pobres.

CAOS Y ANARQUÍA

No se ahorran cr챠ticas. En Nueva York, la secretaria de Estado, Condoleezza Rice, fue sorprendida el viernes por transe첬ntes comprando zapatos en una tienda de lujo, y le gritaron insultos. Ella tampoco interrumpi처 sus vacaciones. 쩔Para qu챕, si ella no tiene nada que ver?, dijo un vocero.

Es tal el caos en el sur del pa챠s que las autoridades norteamericanas no saben por d처nde empezar, y est찼n tratando de hacerlo por poner orden, estableciendo la ley marcial. Ayer, pasados seis d챠as del desastre natural, Bush anunci처 que enviar챠a 70 mil soldados a la zona. Acostumbrados a organizar eficientes operaciones de ayuda a los desastres all찼 donde se espera que ocurran, y donde ocurren siempre -Bangladesh, Sri Lanka, Etiop챠a, Hait챠, Honduras, El Salvador-, los funcionarios norteamericanos han reconocido ahora no saber c처mo recibir, organizar y canalizar la ayuda que se les ofrece de todo el mundo.

Ese sensible bar처metro de la incertidumbre que se llama barril de petr처leo capt처 de inmediato la gravedad de la situaci처n y lleg처 a 70 d처lares el mi챕rcoles, para bajar casi dos d처lares el viernes, s처lo despu챕s de que la Agencia Internacional de Energ챠a (AIE) anunciara que sus 26 miembros acordaron poner reservas de dos millones de barriles diarios a disposici처n de Estados Unidos, durante 30 d챠as. Venezuela, el villano de turno, tambi챕n ofreci처 petr처leo y ayuda en dinero efectivo.

El mundo no s처lo debe esperar ahora un per챠odo incierto en lo pol챠tico, pues nadie sabe de qu챕 tabla se aferrar찼 el grupo neoconservador que manda en Washington, ante las cr챠ticas que comienzan a subir de tono a medida que el agua va cediendo terreno.

La condena probablemente aumentar찼 cuando se comience a evidenciar la magnitud del desastre, sus causas y sus consecuencias, entre las que figura una disrupci처n del sistema energ챕tico mundial: 95% de la producci처n de petr처leo del golfo de M챕xico (un tercio de la producci처n total de Estados Unidos) se encuentra paralizada, y nadie aventura una fecha de reanudaci처n. Por lo pronto, el precio de la bencina, term처metro del bienestar norteamericano, aument처 ya en casi 50%.

LA SOMBRA DE IRAK

El tema de Irak no está ausente del debate. Al contrario. No sólo porque el Pentágono ha debido traer soldados desde allá para lidiar con la anarquía interna en EEUU, sino porque el esfuerzo financiero que significa mantener la ocupación de Irak, y las operaciones militares en Afganistán y otros países en la “guerra contra el terrorismo”, ha desviado fondos que se precisaban, por ejemplo, para construir las barreras que habrían impedido el hundimiento de Nueva Orleáns.

El peligro que corría la ciudad era conocido en su dimensión exacta. El diario francés “Le Monde” informa que ya en 2001 la revista “Scientific American” advirtió que “el estado de degradación de los diques y los sistemas de bombeo, el desarrollo de zonas inmobiliarias y la insuficiencia de rutas de evacuación, hacían pesar sobre la ciudad Nueva Orleáns un serio riesgo de catástrofe, que involucraría el bloqueo de más de 250 mil personas y la muerte de miles de ellas”.

Tambi챕n en 2001, la Agencia Federal de Control de Emergencias emiti처 un informe en que advert챠a que un hurac찼n en Nueva Orle찼ns era uno de los tres desastres m찼s probables en el pa챠s, incluido un ataque terrorista contra Nueva York.

Pero, conociendo estos informes, este a챰o la administraci처n Bush redujo en 80% el presupuesto de 27,1 millones de d처lares recomendado por los ingenieros militares para mejorar los diques de la ciudad. El organismo de control de inundaciones del estado de Louisiana hab챠a previsto adem찼s un financiamiento adicional de 100 millones de d처lares, pero 챕ste fue reducido a 34, contra los 69 millones de d처lares del presupuesto de 2001.

El dinero “ahorrado” con estas medidas se fue a financiar la guerra de Irak, donde está estacionado, además, un tercio de los miembros de la Guardia Nacional del estado de Louisiana, tropas que podrían estar ahora ayudando a sus vecinos. El viernes, el Congreso en Washington aprobó una asignación de 10.500 millones de dólares para paliar la catástrofe en los estados sureños de Louisiana, Mississippi y Alabama, una suma que no sólo será insuficiente, sino que además podría haberse ahorrado, junto con muchas muertes y sufrimientos.

“Obligados a sentirse más humildes por los fracasos en Irak, los estadounidenses vieron que las autoridades parecían incapaces de enfrentar inmediatamente un desastre natural en casa. La gente murió por falta de agua, asistencia médica o rescate oportuno, particularmente los ancianos y los niños, y las víctimas son invariablemente pobres y negros”, dice un editorial de “The New York Times”.

El representante dem처crata Jesse Jackson Jr. critic처 a las autoridades por preocuparse m찼s de detener los saqueos que de enviar agua, comida y medicinas a los miles de damnificados, sostiene la agencia AP. En tanto, la agencia PL informa que el reverendo Jesse Jackson padre denunci처 que negros y latinos han sido abandonados por las autoridades, tal como lo muestra la televisi처n desde el primer d챠a.

Unas 120 mil personas en la ciudad de 1,4 millones de habitantes viven con menos de ocho mil dólares por año. “Son personas pobres, son gente negra”, subrayó Jackson, quien además criticó a Bush por demorarse dos días en suspender sus vacaciones para ocuparse del desastre que venía avanzando.

El columnista Paul Krugman escribió en “The New York Times” que EEUU, “una vez famoso por su actitud de ‘poder hacer’, ahora tiene un Gobierno paralizado que inventa excusas en lugar de hacer su trabajo. Y mientras inventa excusas, hay norteamericanos muriendo”.

ALCALDE ABANDONADO

Cuando Katrina avanzaba por el golfo de México, el alcalde de Nueva Orleáns, Ray Nagin -hoy un hombre enfurecido con las autoridades federales porque “no tienen idea”-, hizo un insólito y desesperado anuncio a la población: que se fueran cuanto antes, como pudieran, porque la ciudad se iba a hundir. Ante esta admisión de impotencia oficial cundió el pánico. Se fueron los que pudieron, en largas caravanas, y se quedaron los de siempre, los pobres, los viejos, los abandonados, los débiles.

Nagin también criticó a Bush: “Teníamos una crisis increíble aquí y no le hace justicia que él ande volando por allí en el avión presidencial. Ellos vinieron aquí dos días después de acabado el huracán llenos de cámaras de televisión y reporteros de la AP”.

El Presidente vol처 dos d챠as m찼s tarde sobre el 찼rea afectada, y reci챕n toc처 tierra por primera vez el viernes para reconocer que estaba todo mal, atrasado, que la ayuda no llegaba, que hay que hacer m찼s. Pero es posible que su reputaci처n, ya severamente afectada por el fracaso de la operaci처n iraqu챠, se hunda sin remedio, como Nueva Orle찼ns.

“DISPAREN A MATAR”

Y la ciudad se hundi처, y m찼s de 20 mil almas corrieron al estadio emblem찼tico de la ciudad, el Superdome, que se convirti처 en un gigantesco conventillo rodeado de agua, sin alimentos, sin agua potable, sin letrinas, del que nadie pudo salir durante d챠as. No result처 sorprendente, entonces, que comenzaran los saqueos de los locales comerciales inundados o abandonados, entre los cuales estaban las tiendas de armas. Circulando entre el barro, la mierda y la oscuridad, los pobres armados, negros y latinos, enfrentan ahora a una fuerza militar y policial agresiva y mayoritariamente blanca, seg첬n informan las agencias de noticias. Probablemente comenzar찼n a enfrentarse entre s챠 tambi챕n por el control de los callejones.

La gobernadora del estado de Louisiana, Kathleen Blanco, anunció otra medida antigua para casos de amenaza a la propiedad y el orden: unos tres mil soldados de la guardia estatal, armados de fusiles M-16, que “saben cómo disparar y matar, están más que deseosos de hacerlo y espero que lo hagan”, dijo.

Entre los mensajes de solidaridad de los presidentes latinoamericanos, Ricardo Lagos entre ellos, se destacó el del venezolano Hugo Chávez, porque además del pesar y las condolencias, anunció una ayuda en efectivo y lanzó un consejo no solicitado: “Deberían aprender de Cuba, que evacua a dos millones de personas en dos días”.

M찼s all찼 del veneno pol챠tico de esta declaraci처n, hay en ella un fundamento emp챠rico: en un estudio sobre las respuestas a las emergencias en diferentes pa챠ses, Ben Wisner, del Instituto del Desarrollo de la London School of Economics, indica que el hurac찼n Michelle -que azot처 la costa sur de Cuba con vientos de 216 kil처metros por hora, da챰ando 22.400 casas y destruyendo 2.800- caus처 s처lo cinco muertes: cuatro debido al colapso de estructuras y un ahogado.

Para lograr este resultado, las autoridades cubanas llegaron a evacuar a 700 mil personas, el 6,36% de la poblaci처n del pa챠s. En Estados Unidos, este porcentaje ser챠a equivalente a 18,8 millones de personas, trece veces la poblaci처n de Nueva Orle찼ns.

El ingreso per c찼pita de Estados Unidos alcanza a 40.100 d처lares, y el de Cuba a tres mil, y en ocasi처n del desastre, el Gobierno norteamericano ofreci처 a Cuba ayuda humanitaria por 50 mil d처lares, que Fidel Castro rechaz처 indignado.

¿FIN DE UNA ÉPOCA?

Con 35% menos petr처leo y por un per챠odo de tiempo indefinido, con decenas de plataformas petroleras inutilizadas, la sed de energ챠a anticipa iras imperiales. Venezuela es un candidato de oro para convertir esta tragedia en oportunidad, tal como ocurri처 el 11 de septiembre de 2001.

Si Washington busca asegurar el petr처leo perdido disciplinando a Venezuela, se anticipan tiempos dif챠ciles para el mercado del crudo, para Am챕rica Latina y para Chile, que no puede soportar por mucho tiempo precios petrol챠feros sin freno. Ya antes del hurac찼n, la organizaci처n de comercio de la ONU (Unctad) hab챠a anticipando una nueva recesi처n mundial. Y Katrina podr챠a ser su gatillo.

Este episodio tr찼gico podr챠a marcar el fin de una 챕poca, el fracaso del fanatismo y el ep챠logo de los sue챰os imperiales. Sin embargo, por desgracia, lo m찼s probable es que se anticipen huracanes financieros y energ챕ticos devastadores.

 
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