miércoles, 7 de septiembre de 2005

Un recuerdo de un 4 de Septiembre !

Queridos Lumumberos !
                                       Aprovecho la oportunidad para publicar un interesante artículo que recibí de nuestro querido compañero Jaime Unda, para muchos, cariñosamente, el gordo Unda.
 

EL DÍA EN QUE EL PUEBLO SE VISTIÓ DE TRIUNFO.Alberto Gamboa

 

EL DÍA EN QUE EL PUEBLO SE VISTIÓ DE TRIUNFO
Se siente, se siente, Allende Presidente


El 4 de septiembre de 1970 había incertidumbre, pero sobre todo expectativas, ilusión y sueños colectivos. El entonces director del diario “Clarín” recuerda aquí aquellas horas y lo que vino luego, con anécdotas y chascarros incluidos. Todo con mucho olor a calle, a pueblo.



Alberto Gamboa
La Nación
Como
en el viejo tango, la fecha del 4 de septiembre de 1970 tiene un no sé qué. No puede pasar inadvertida, ni para los viejos tercios ni para la gente joven que algunas veces avasalla, irrrumpe, pregunta, investiga o intrusea en el pasado. Se me ocurren estas cosas porque con varios años menos viví a concho ese período vibrante de la política nacional. Para aclarar de un viaje parte de las dudas, voy a meterme de nuevo en el acorazado noticioso que significó, en esos años, el diario popular “Clarín”, que no sólo fue el periódico que alcanzó durante años y años el mayor tiraje nacional, sino que además introdujo otra forma de enfocar las noticias, llevando al primer plano a las personas, a la gente de las poblaciones, a los humildes; en fin, a los que nunca habían tenido esa oportunidad.

Ese 4 de septiembre se matricularon en el clásico presidencial los candidatos Salvador Allende, de la Unidad Popular; Radomiro Tomic, de la Democracia Cristiana, y Jorge Alessandri, del Partido Nacional. El 2 de septiembre, “Clarín” tituló sus primeras páginas de la siguiente manera:

SE HIZO CHICA LA ALAMEDA: LA LLENÓ EL PUEBLO CON ALLENDE

El 3 de septiembre, la portada fue:

징IGUAL PASCUAL!

(Tomic tambi챕n lleg처 a La Moneda)

Vino entonces el d챠a decisivo. Todos los chilenos y chilenas deb챠an acudir a las urnas para elegir a su futuro Presidente. El titular del 4 de septiembre fue 챕ste:

EL PUEBLO TIENE 2 CARTAS DE TRIUNFO

Abajo, dos fotos con las caras de Allende y Tomic y dos t챠tulos m찼s que dec챠an:

EL CHICHO CORRETEÓ A BALAZOS A UNA PATOTA DE MOMIOS

PRESO UN MÉDICO CIRUJANO: ERA CHASQUILLA

Para darle un poco de suspenso a estos recuerdos, resulta necesario sumergirse en lo que hizo o no hizo durante su campa챰a el l챠der socialista que lleg처 a la Presidencia. Pero debo antes recordar que el equipo period챠stico de ese diario
era profesionalmente potente y sabía contar todo bien y desde el punto de vista humano. Recuerdo todavía, con un cariño entrañable, a colegas como Alejandro Arellano, Ibar Aibar, José Gómez López, Enrique Gutiérrez, el “monstruo” Vega y Wladimir Aguilera, que se jugaron enteros por su capilla periodística y por sus ideas. Tal vez por eso planificamos desde un comienzo que todo candidato tenía que tener un reportero a su lado. Y lo cumplimos, de tal manera que todavía podemos contar anécdotas, chascarros y hasta planchas que sufrieron los candidatos durante sus campañas. Como muestra un botón.


LAS NIÑAS PLATUDAS

Despu챕s de un d챠a febril, el Chicho, instalado en su comando, decidi처 atender a la gente que lo esperaba. Llam처 a su secretaria y le pidi처 la lista de audiencias.

-Un par de ni챰as lo esperan hace mucho rato -dijo ella.

-쩔Las conoce?

-No, don Chicho, pero dicen que es urgente.

Llegaron las visitas, muy acicaladas, vestidas a la moda, de colores un tanto estridentes, pero al parecer bajoneadas. Saludaron, se sentaron y, antes de hablar, sacaron un par de cigarrillos. Osvaldo Puccio padre, el viejo y fiel secretario allendista, que no se hab챠a movido del escritorio y que conversaba con un reportero, sac처 su encendedor y encendi처 sus pitillos. Una de las bellas minas, porque eran minas, carraspe처 y dijo:

-Doctor, vengo en nombre de mis compa챰eras.

-쩔Qu챕 quieren sus compa챰eras? -respondi처 Allende pensando en un gremio
femenino.

-Nosotras trabajamos en una “casa” y queremos contribuir a su campaña donando un día de nuestras ganancias.

-Gracias por su generosidad, me imagino que ganan harta plata en su casa.

-Queremos que vaya a nuestra casa. Usted nos avisa la hora y estaremos esper찼ndolo para entregarle nuestros cheques. A lo mejor juntamos m찼s, porque en otras casas est찼 prendiendo la misma idea.

El Chicho, entonces, mir처 como distra챠do a Puccio, advirti처 en 챕ste una leve sonrisa y le cay처 la teja. Haciendo el cuento corto, llegaron al acuerdo de que dos representantes de la candidatura ir챠an a la ceremonia de entrega del dinero que reunir챠an las prostitutas. Todav챠a tengo la idea de que Puccio y un futuro ministro muy larguirucho fueron los encargados de la misi처n.

TRAGO PARA TOROS

Y vamos a la segunda. También Allende es el principal actor. Durante su visita a Concepción y Talcahuano alternó con los gremios penquistas y le tocó conversar con los matarifes. Como era de esperar, con su comitiva, llegó al matadero. Éstos juntaron por lo menos un centenar de trabajadores. Después de los discursos, un matarife sacó un tremendo cuchillo que lo ensartó en el cuello de un gigantesco toro que estaba en la vara.

Otro puso un jarro para recibir la sangre, que man처 a borbotones. Cumplido el bestial tr찼mite, el mismo matarife lo ali챰처 con una cabeza de ajo, aj챠 picante, cebolla cruda y mucha sal, con la sangre a첬n caliente. Revolvi처 el pocillo pausadamente y se lo pas처 al Chicho, para que probara el 챰achi. Allende lo tomo risue챰o y bebi처 un largo sorbo, sin pesta챰ear. Sac처 un pa챰uelo, se limpi처 los labios ensangrentados y sigui처 conversando como si nada hubiera pasado. Volvi처 a sonre챠r cuando los matarifes rompieron el silencio con una tremenda ovaci처n.

Podr챠amos seguir contando cien an챕cdotas similares, pero debemos recordar que la elecci처n se hizo el 4, y el 5 se conoci처 el resultado y el triunfo del pueblo. El t챠tulo del 5 de septiembre del 70 dec챠a:

Aunque derroch처 millones, la derecha es minor챠a

징ALLENDE

PRESIDENTE!

El pueblo arras처 en los reductos momios

Dos enormes fotos adornaron esa primera p찼gina de joyer챠a. Una donde aparece Salvador Allende, el vencedor, acompa챰ando a votar a do챰a Tencha, su esposa. En la otra sufraga una bell챠sima muchacha, asegurando en su lectura que por donde se la mire, por arriba o por abajo, era simplemente espectacular. Aparece otro t챠tulo pol챠tico, que complementa la portada:

Se cuadr처 con Allende

TOMIC: “NI UN PASO ATRÁS, CIEN PASOS PARA ADELANTE”

Los c처mputos oficiales fueron ratificados por el Ministerio del Interior al d챠a siguiente. Vale la pena recordar esa haza챰a pol챠tica de las fuerzas populares reactualizando las cifras. Allende obtuvo 1.075.616 votos (36,3%); Alessandri, 1.036.278 (34,9%), y Tomic, 824.845 (27,8%). Se abstuvieron 574.004 votantes.

El 24 de octubre, el Congreso Pleno puso fin a una ola gigantesca de especulaciones. En una sesi처n solemne, Tom찼s Pablo, presidente del Senado, ante 153 parlamentarios, nombr처 Presidente de la Rep첬blica al senador Salvador Allende Gossens, de acuerdo con los art챠culos 64 y 65 de la Constituci처n Pol챠tica.

S처lo falta agregar que la noche del 4, cuando ya el triunfo popular era indesmentible, Salvador Allende, desde los balcones de la FECH, que estaba ubicada en Alameda casi al frente del cerro Santa Luc챠a, se dirigi처 a los chilenos. Tuvo que usar unas tremendas bocinas manuales para hacerse o챠r por la apasionada multitud.

Cierro esta nota con unas líneas que hace unos minutos me envió mi subdirector de entonces, Alejandro Arellano: “Gato, te cuento lo que recuerdo. La noche del 4 estábamos en el diario, el Chicho en los balcones de la FECH pronunciando el encendido discurso de la victoria. Tú me habías pedido quedarnos en el diario. Había muchos reporteros nuestros en la concentración y creo que el ‘monstruo’ Vega era el encargado de escribir lo que ocurría. Era tal la alegría, eran tan vibrantes esos momentos, que fuimos de una carrera a dar una vuelta por allá. Fuimos, creo, sólo porque era necesario, ‘urgente’, estar, participar, observar, palpar el ambiente, sentirlo en la piel. De lejos ya se escuchaban los gritos de ‘la izquierda unida, jamás será vencida’. Regresamos igualmente apurados a cerrar todo. Entusiasmados, aprovechamos hasta de hacer la pauta del día siguiente. Hay algunas frases del discurso de Allende que deben quedar aún en muchos oídos, cuando dijo agradeciendo el triunfo: Se lo debo al hombre anónimo de esta patria, se lo debo al pueblo que entrará conmigo a La Moneda el próximo 4 de noviembre”.



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