viernes, 24 de agosto de 2007

Las medallas de Rusia.

Queridos Lumumberos !
                                        Roxana Contreras se pasó de ingénua al llevar consigo algunas medallas y dinero de la ex Unión Soviética en su equipaje. Desde tiempos inmemoriables que en la Federación Rusa te revisan hasta los calzoncillos de existir sospecha que algo llevas "debajo" del poncho. Eso de alegar que "no sabía", en circunstancias que vivió y estudió en la Unión, segun rezan la noticias de los principales tabloides chilenos, no la salva de ser catalogada como "saco de trolas". Alegar ignorancia de un acto "ilícito" no es atenuante en ningún sitio, aunque "el delito" sea rasca y no sobrepase el tamaño de una pulga. En 1975, regresando desde Moscú a Alemania, revisaron nuestro equipaje con lupa. En una pequeña cartera de utensilios de baño, encontraron una cadenilla de plata, más oxidada que la bicicleta del alcalde de San Ignacio, alegando que se trataba de un elemento del pasado histórico de Rusia. Que la cadenita de plata viajaba en esa carterita desde hacía tiempo, no fué razón suficiente para que los sabuesos de frontera nos dejaran tranquilos. Fué necesario esperar a una experta para que, con su microscopio, examinara la gargantilla que resultó ser de latón con algunas micras de plata. En el intertanto el avión partió, dejándonos sin visa en el "area de nadie", sin dinero Soviético (porque estaba prohibido sacar rublos del pais) y sin poder pagar bebidas o alimentos para nuestros niños en dólares. Dormimos en el aeropuerto en las sillas y tomamos aguita de la llave, para no morirnos. Al dia siguente salió el avión. A bordo nos entregaron la gargantilla "histórica". Pero a propósito de medallas, uniformes, armas del ejército rijo, etc. Estas se venden en cualquier mercado de las pulgas de Alemania. Aparatos de visión nocturna del ejército, ametralladoras Kalachnikov (AK 45), uniformes desde general hasta de soldado raso, por 25 euros. Las ametralladoras son algo más caras (50 euros), pero sin el aparato de percusión, puesto que estaría prohibida en Alemania, pero te lo entregan pa" callao envuelta en un pañuelo de papel. Las medallas que tu quieras. Desde héroe del trabajo socialista, hasta de héroe de la guerra patria. Lo único que no se vende (hasta el momento), son las medallas de héroes de la Unión Soviética. Estas tienen algo de oro en su aleación y se comencian solo en Rusia. Pero la historia del avión no fué la única en nuestras eternas correrías por la Unión Soviética. En 1981, después que se me pasó la rabia por lo acontecido en 1975, viajamos de nuevo a la Unión a visitar a los padres de Tania. Como siempre cargando desde papel confort, pasta dentífrica, jabones y hasta cuanta pilcha Dios creó. Viajando de vuelta, como a 7 mil metros de altura y después de dejar atrás el bosque y la universidad de la 42 kbartal, no dimos cuenta que media hora más tarde aparecieron nuevamente los edificios de la 42 kbartal y que perdíamos paulatinamente en altura. Las azafatas desaparecieron y los parlantes de los avisos a los pasajeros enmudecieron. Aterrizamos nuevamente en Chirimitieva, con una de las cuatros turbinas del Iliuchin 62M en llamas. Paralelo al avión en aterrizaje, corrian camionesa de bomberos a todo vapor lanzando espuma para apagar el incendio. Nadie dijo nada. Cagados de susto, nos llevaron a un pavellón de pasajeros en tránsito. Allí pasamos tres dias, en dos de los cuales nos dieron una sopa de leche y unas rebanadas de pan. No teníamos visa, puesto que ya habíamos abandonado el área. Tampoco podíamos entrar y llamar a nuestros familiares en Moscú: no teníamos visa !!. Casi quedamos como chicharrones, pero no podíamos ni llamar ni entrar al área de los teléfonos. El teléfono de pasajeros en tránsito era una "atrape". Servía solo para dejar constancia que existía uno, pero en realidad nunca había funcionado en su vida útil. La última noche en Moscú, nos llevaron  en un bus más custodiado que los exiliados de Pinochet al abandonar Chilito, a uno de los hoteles de la "ciudad olímpica" de 1980, boicoteada por occidente por la invasión a Afganistán.. A nuestra familia le dieron  un número " luxux", pero que al entrar en la habitación malolienta, el agua no llegó hasta los tobillos. Las cañerías del agua estaban rotas en todo el piso (quinto), lo que llenó de agua los otros pisos. Al final, los pasajeros del hotel olímpico, nos encontramos nuevamente en el Hall para que nos acomodáramos en los pocos asientos de espera. Algunos vecinos llegaron con frazadas, pero fueron mandados pal carajo por los soldados que nos acompañaban. Pasamos más frio que la cresta, a pesar que se trata del término de un verano radiante. Juré nunca más volver para que cualquier guevón me humillara como a un perro. Pero volví, y he vuelto muchas veces más. Porque ese pueblo es bondadoso, pero estaba preso en una histeria de esperanzas que nunca llegaron. Idealizamos a Rusia, aunque debo admitir que fueron años felices los que pasé en la Unión Soviética. Teníamos una situación de privilegio, lo que impidió a algunos a entreverarse en la vida real de los "Ribiatas". En los años posteriores hubo cambios importantes en la práctica de la democracia, o simplemente las autoridades ya no tenía fuerzas para mantener las rigideces del sistema. Viajo con frecuencia a Rusia y quiero a ese pueblo como a ninguno del planeta. Pero estamos recordando y no puedo cerrar el tarro cuando entre ellos aparecen algunos que me habría gustado olvidar. Un fuerte abrazo a todos, con la fraternidad de siempre.
Ren챕
Alemania, 24.08.2007.-

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