Queridos Lumumberos !
En los tiempos de mi niñéz, siempre me và envuelto en conversaciones sobre lÃmites y fronteras. Mi padre, polÃtico de pueblo pobre, devoraba los diarios y revistas que le llegaban con el arrivo del viejo autobus a San Ignacio. Siempre el conflicto era con Argentina. Un metro más o un metro menos, era razón suficiente para que algunos parroquianos hicieran llamados a las fuerzas armadas para solucionar el conflicto. Como si se tratara de un problema simple e involucrara a los pueblos. Mi padre, ducho en la materia de las guerras, por las pellejerÃas de sus familiares en organizar exilios y buscar un pedazo de tierra el algun lugar del planeta donde reinara la paz, permanecÃa inmóvil, más no vacilante. Explicaba a los "radicales" que las guerras no solucionan nada. Muy por el contrario. Acarrean desgracia y destrucción, aparte de crear trincheras históricas que hipotecaban la buena vecindad para siempre. No por evitarlas era preciso bajarse los pantalones y dejarse mangonear por nadie, pero que existÃan otros recursos para ventilar los conflictos y solucionarlos. Todo al final de los años cincuenta. Ya en esos tiempos, tenÃa clara conciencia que, en su mayorÃa, se trataba de una jugarreta polÃtica para que la ciudadanÃa se enrredara con otros problemas y olvidara los problemas agobiantes internos. Incluso decÃa que en muchos casos se trataban de acciones concertadas entre élites polÃticas de ambos bandos. Que de llegar a mayores, quedaban como principes al dar paso a la distensión y de enterrar el acha de la discordia. No todo ha sido solucionado con nuestros hermanos Argentinos, pero si ha quedado la clara conciencia que la mesa de las negociaciones es justamente el lugar donde deben tener lugar las "batallas". Con la republica hermana de Bolivia no se han solucionado los problemas. Debe ser no tanto por la cordura polÃtica, sino más bien por las debilidades económicas y militares de una de los dos partes. El problema no se resuelve porque simplemente no existe la voluntad polÃtica para solucionarla, aparte que la parte que espera, no encuentra la forma de salir de los problemas agobiantes en que se encuentra su población, como para dedicarse por entero al problema de la mediterraneidad. La administración Peruana, con la brisa de los cambios estructurales y de algunos indicadores de levante en el desarrollo económico, encuentra el tiempo y la "necesidad" de enfrascarse en problemas de lÃmites marÃtimos con su vecino chileno. Por alguna razón, los tratados regieron las soberanÃas durante los últimos cincuenta años. Solo ahora se descubrió que hubo errores y que es menester remediarlos a lo que dé lugar. Lo primero es cambiar los mapas, para luego llegar con ellos al tribunal de Den Haag (Haya) a exigir cambios, antes de empezar con las hostilidades. La nota de protesta chilena fué diplomática y categórica. Pero al mismo tiempo se dieron las intrucciones a la armada chilena, para que se cumpla el mandato de soberanÃa. Justo en el tiempo cuando empiezan a llegar a Chile las fragatas compradas a los Paises bajos y al Reino Unido. Que pasarÃa si en lugar del diálogo, empiezan a retumbar los petardos ?. Donde los Almirantes encuentren la fórmula para entrenar sus nuevos juguetes ?. Nos pasarÃamos de guevones !!. No tenemos conflicto con el pueblo Peruano. Muy por el contrario. Cada vez más se estrechan los lazos de amistad y de cooperación entre los dos pueblos hermanos. Pero nunca faltan los "bolitrancas" que exijen que la soberanÃa debe hacerse respetar a "chopazos" . Ojalá que ambas partes sigan demostrando civilidad y se discutan las diferencias en la mesa del diálogo. Un fuerte abrazo a todos, con la fraternidad de siempre.
Ren챕
Alemania, 13.08.2007.-
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